Se acabó – dijo la muerte colgada de mi cuello –
Había llegado ya hace un tiempo hasta la puerta de mi casa
reclamando que era hora de llevarme de la mano… abrumada se sentó a mi lado y
torpemente pregunte qué era lo que le molestaba tanto… repaso su pequeña
libreta y menciono que aunque sabía que aunque me había pasado los años
respirando, nunca sentí en realidad no que era la vida… “enséñame” dije retador
y torpe… a lo que la muerte sonrió.
Te enseñare a amar – sonrió y desapareció –
Al tiempo conocí a una mujer normal… pero con una luz y un ángel
contagioso, muerte maldita pensé, otro amor inalcanzable otro fracaso a los que
acostumbrado estoy, que pretende enseñarme si estoy acostumbrado al desamor?...
sin embargo la sorpresa fue cuando escuche de sus labios un te quiero, cuando
de su piel morena su sudor se impregno en mis ropas… cuando una noche nos
prometimos estar juntos.
Háblame de tu dios – me pregunto clavando sus ojos oscuros
sobre mi pupila –
Mi dios es un ser gris – dije seguro – creo los valles, los
paisajes, diseño todo un complejo de maravillas rotundas, para que viviéramos de
manera sencilla y maravillados por su humildad – pare un segundo para vez los
ojos que me enamoraron tanto – creo que dios te creo a ti, pecado para
fastidiarme
Termino con el tiempo, como las rosas son hermosas… pero ya morirán…
como el cielo es azul, pero ya caerá la noche… entonces termino el tiempo…
Se acabó – dijo la muerte – amaste y sufriste… ya lloraras
cuando estés triste… y te dirás TORPE… porque le deje ir… porque lo arruino
siempre así… - la muerte miro nuevamente si cuaderno – te daré un tiempo.