martes, 19 de marzo de 2013

Demonio de cabello castaño


Me tome un respiro profundo para no desmayarme en el intento, frente a ella y decidido no podía dejar escapar la oportunidad, estire mi mano y confundida respondió a mi saludo. Emocionado dije “Hola mi nombre es Aspera” y bese su mano.
No se si era miedo o simplemente lo atrevido de mis actos, pero podía sentir nuestros  pulsos entre su mano y la mía, no di un solo segundo para que ella hablara.
“Sé que parece extraño y sé que no te conozco ni me conoces, pero te confieso que hay un demonio de dulces ojos oscuros en mis sueños, y con sus lentes de armazón negro, cabello castaño y rizado tiende a someterme dulcemente noche a noche. Perdón de ante mano porque sé que es atrevido y por demás extraño”
Soltó mi mano y yo me sentí perdido. – Fue todo – pensé para mi decepcionado valor.
Tomo mis hombros y les recorrió con sus suaves manos hasta mis muñecas, les apretó y lentamente se acercó y mordió mi cuello.
-          Hoy vendiste tu alma – me dijo al oído – Y soy yo ese demonio que quiere encargar para llevarse tu inspiración
Hoy soy un esclavo de un ángel caído tan hermoso, con sus ojos oscuros, lentes de armazón negro, cabello castaño y rizos.

jueves, 14 de marzo de 2013

A los besos del pasado


A su tiempo, las palabras fueron fulminantes balas de la razón
Me gusta pensar que la vida nos puso a prueba anestesiando todo sentido común
Dejándonos llevar por la adicción a no sentir nada más que el cuelo tocando nuestras manos
Tocarte fue un Déjà vu que desgasto mis tocadas neuronas al punto de pensar en ti 
Y cual mis sorpresa no lo niego
Verte enterrada en otros labios justo frente a mis ojos
Donde quedan las señales del camino que me guían de regreso a casa
Donde quedan cuando despierta el sonámbulo años luz de lo que fui, justo antes de ti.



Ojos tristes


Hicimos de una noche estrellada cualquiera una lluvia de suspiros
Y aun cuando su sonrisa se escapaba de sus labios mientras tomaba mis  manos
Sus ojos eran los ojos más tristes del mundo
Se volvió inercia mirarnos y respirarnos el uno al otro, mientras la noche nos acobijo bajos sus cómplices brazos
Y aun cuando la noche se retrataba sola en nuestras memorias, yo solo recuerdo sus ojos
Los ojos más tristes del mundo