Hasta el momento tengo la sucia costumbre de imaginarte a
donde quiera que voy, no es hora aun que deje de verte en cada piel morena, o
que deje de desear los labios que dibujan una sonrisa.
Me acostumbre
hipócritamente e decir “estoy bien”, porque al fin y al cabo no quiero que me
veas así, no quiero siquiera escribir, porque el papel me hace dar cuenta de lo
mal que me encuentro… si… patéticamente mal sin ti.
Una de
tantas noches que me recosté a ver la luna, me sentí tan vacio por dentro, sonreí
y quise besar la noche, “por fin le olvide” me dije sintiendo con mis manos los
latidos en mi pecho.
Era de
esperarse que la vida se riera de mí cuando en mis sueños apareciste… y si…
también se convirtió en otra noche sin dormir.
Pero no
te amo sabes… es solo que te necesito, soy un adicto, mis labios arden, mi
cuerpo suda, y no por falta de placebo… sino por falta de ti.