Aun recuerdo esa
ansiedad que hizo hervir mi sangre después de dejarte, el recuerdo
de tus labios y despertarme empapado en sudor por las madrugadas...
- debería no
recordarte – me repetía melancólico-
sin embargo venían
a mi esas ganas de buscarte, esas ganas de morderte y apresarte entre
mi cuerpo y la pared, esas ganas destructoras de arrancarte las ropas
y que me repitieras un “te quiero” entre cortado por el efecto de
tus pulmones quedando sin aire...
y ahí estaba yo,
sin otro remedio mas que lastimarme... porque era lo mejor... porque
tenia que ser así... porque tiendo a ser el que encuentra siempre la
solución mas drástica a preguntas que nadie formulo.
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